viernes, 23 de agosto de 2013

EL DESEO

La cama se le hacía enorme;  se acomodó en una esquina con almohadas y cobijas. Las lágrimas corrían como ríos en invierno, caudalosos y rebeldes. Tomó el teléfono y marcó el número de su amiga; la que siempre la escucha y le decía sensatas cosas que después olvidaba; no le contesto;  en la pantalla de la computadora se danzaba la hermosa imagen de un tigre; distraída la miró, por unos instantes creyó que el animal la miraba. Las lagrima menguaron mientras los calmantes hacían efecto y el estomago protestaba; habían pasado muchas horas desde su última comida. Lentamente se acurrucó entre las almohadas; mientras se quedaba dormida recordó las humillaciones y el engaño del día anterior; antes de hundirse en el reparador sueño se imagino ser el tigre de la imagen para vengarse. La claridad del sol la despertó, presurosa se arregló para ir a trabajar; tocaron la puerta, con la taza de café en la mano abrió la pesada reja. La vecina parada en e umbral le ofrecía una aromática taza de té, mientras le comentaba que en el periódico se encontraba reseñada  la extraña muerte de un desconocido destrozado por una fiera; la fecha del diario la sorprendió; habían  pasado tres días desde que se quedó dormida. 


FEFA DUARTE


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