domingo, 28 de julio de 2013

La mata de vibora

La mata de víbora.


En el cocina se escuchaban las voces del hermano y la madre; sin atreverse a interrumpir, no le quedo más remedio que pararse en la puerta entreabierta y escuchar la confesión; el hermano un moreno alto y de feos bigotes se encontraba sentado en un taburete; mientras la madre picaba afanosamente aliños verdes y aromáticos recién recogidos del solar; en sus pequeñas manos la niña lleva un manojo de cebollines aun humedecidos de roció y con la tierra fresquecita en las raíces. Escucho la voz del hermano explicándole  a la madre que no podía ir al botiquín del pueblo porque perdía el dinero; y que esa mujer lo había dañao; desesperado  le preguntaba a la taciturna mujer, si sabía de alguna mata que pudiera curar su terrible mal.  Al fin la mujer habló; si mijo, como no voy a saber, si una vez tu papá, el viejo sinvergüenza se puso así; y rapidito lo curé con la mata de víbora; e inmediatamente dijo: anda niña dame los cebollines y vete donde la comadre que me mande unas cuantas matas de víbora que  en su patio hay bastante. Algunos años después entendió el terrible mal de su hermano… Todavía cuando ve el anciano hermano con los feos bigotes blancos por los años; recuerda el daño de la mujer y la mata de víbora.

Fefa Duarte

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