Mientras el adormecedor ruido del motor, la hacía
cerrar los ojos sin querer; pensaba en el arduo día que había tenido;
por la carretera se visualizaban llamas y
humo por doquier; el verano inclemente hacía estragos con la vegetación
y cualquier chispa propiciaba un incendio. Lentamente se quedó
dormida; mientras se imaginaba volando en ese destartalado autobús hacia
la orilla del mar, bálsamo inmediato a sus penas y cansancios.
Sentados frente a las autoridades de rostros desconocidos, los
familiares escuchaban después de tres meses de búsqueda, la palabra
"desaparecidos"...
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